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El melasma es una hipermelanosis adquirida, crónica, recurrente y simétrica que se caracteriza por manchas en áreas expuestas al sol, circunscritas, de color café claro a oscuro y ocasionalmente grisáceo, de tono variable.

Es un padecimiento cutáneo que afecta la calidad de vida, causando molestias psicosociales y emocionales.

La autoestima se ve afectada con la presencia de estas manchas en la cara, lo que hace que muchos pacientes busquen diferentes tipos de “curación”.

Las causas que originan el melasma son variables: genéticos, hormonales, procesos inflamatorios y radiación ultravioleta.

La enfermedad puede observarse en cualquier tipo de piel, pero se ha visto una mayor frecuencia entre las asiáticas y las latinas.

Las hormonas de tipo estrógenos y progestágenos pueden estar involucradas, así vemos que el melasma es frecuente en el embarazo, cuando se ingieren anticonceptivos orales  o en la perimenopausia.

Recientemente se ha observado que hay procesos inflamatorios causales en el melasma y de allí que parte del tratamiento es con anti-inflamatorios tópicos.

También se ha observado un componente vascular en el melasma, con alteración de los vasos sanguíneos de la dermis.

Pero lo de mayor importancia en el melasma es la exposición al sol. Se ha evidenciado que la radiación ultravioleta (UVA Y UVB), rayos infrarrojos e  incluso la luz visible es el factor que mantiene o empeora el melasma.

El tratamiento debe ser constante y el paciente debe saber que el tratamiento es permanente para que se logre mantener los buenos resultados. Una vez obtenida la mejoría y si el paciente se expone al sol sin la protección adecuada, es muy probable que el melasma regrese.

Recordemos que el tratamiento debe ser continuo y permanente

  • Utilizar un buen protector solar contra radiación UV y luz visible es lo principal.
  • Luego debemos agregar despigmentantes tópicos y antiinflamatorios
  • La hidroquinona es el principal despigmentante.
  • Se ha utilizado el ácido azelaico, los retinoides tópicos, ácido kójico, ácido glicólico, niacinamida, esteroides tópicos y ácido ascórbico como tratamientos únicos o combinados para el melasma.

Además, se ha utilizado Luz Pulsada Intensa y algunos tipos de LASER.

Recientemente se ha observado excelentes resultados combinando medicación oral como el ácido tranexámico.

Para obtener buenos resultados en el tratamiento del melasma la clave radica en que el Dermatólogo evalué la piel y realice un tratamiento personalizado para el paciente, dándole seguimiento constante para mantener el efecto deseado.

Por: Dra. Edith de Carpio

Doctora en Medicina

Dermatóloga

Dermatopatologa

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